El juego.
La vida es un juego y debes tomártelo en serio. A menudo me dicen que me tomo las cosas demasiado en serio, y tomarlas demasiado en serio suele ser la razón de nuestro sufrimiento. Así que se nos invita a ver el lado divertido. Sin embargo, la diversión de un juego reside en el desafío, en superarlo. Si no hay desafío, si no hay niveles, si no hay objetivo, si no se puede ganar, entonces no hay diversión, no hay sentido en el juego. ¿Cómo nos divertimos si no hay juego? El Ajmaq nawal es muy claro hoy y muestra que conlleva esta dualidad. Debes divertirte y no sufrir por los sucesos de tu vida; comprende que existe el fracaso y que no siempre podemos ganar, ni siquiera ser buenos jugadores; y esa es la diversión: mejorar, ser buenos, jugarlo. No te tomes el sufrimiento tan en serio, pero por favor, tómate el juego en serio.
Aceptar las circunstancias es la clave del éxito. Muchas veces la religión, la espiritualidad o cualquier práctica simbólica puede jugar en nuestra contra, más aún con la llegada de la nueva era, donde simplemente no estamos ni cerca de medir y comprender las circunstancias con seriedad. Vivimos en una neblina de imaginación, creyendo que estamos manifestando algo, cuando en realidad solo nos estamos engañando a nosotros mismos. Tememos un diagnóstico sincero porque no queremos saber qué tan mal estamos jugando. Pero bueno, es solo un juego. Por otro lado, los fantasmas del control mental querrán abrumarte con diagnósticos letales y destinos disfrazados de circunstancias. Aquí es donde pensar de forma diferente y hablar con los espíritus, o en este caso, con los nawales, resulta útil. Sí, todo es subjetivo, pero intenta ser objetivo.
Recuerda también que es tu juego y de nadie más. Hay circunstancias externas; el entorno, el escenario del juego, no lo creas tú. Pero puedes decidir cómo jugar en ese escenario. El escenario reaccionará a ciertas reglas de congruencia, pero tú tienes la última palabra sobre las reglas del juego: qué gana, qué avanza. Aprenderás y debes aprender del ejemplo de otros, pero nunca dejes que su juego se convierta en el tuyo.
El juego.
La vida es un juego y debes tomártelo en serio. A menudo me dicen que me tomo las cosas demasiado en serio, y tomarlas demasiado en serio suele ser la razón de nuestro sufrimiento. Así que se nos invita a ver el lado divertido. Sin embargo, la diversión de un juego reside en el desafío, en superarlo. Si no hay desafío, si no hay niveles, si no hay objetivo, si no se puede ganar, entonces no hay diversión, no hay sentido en el juego. ¿Cómo nos divertimos si no hay juego? El Ajmaq nawal es muy claro hoy y muestra que conlleva esta dualidad. Debes divertirte y no sufrir por los sucesos de tu vida; comprende que existe el fracaso y que no siempre podemos ganar, ni siquiera ser buenos jugadores; y esa es la diversión: mejorar, ser buenos, jugarlo. No te tomes el sufrimiento tan en serio, pero por favor, tómate el juego en serio.
Aceptar las circunstancias es la clave del éxito. Muchas veces la religión, la espiritualidad o cualquier práctica simbólica puede jugar en nuestra contra, más aún con la llegada de la nueva era, donde simplemente no estamos ni cerca de medir y comprender las circunstancias con seriedad. Vivimos en una neblina de imaginación, creyendo que estamos manifestando algo, cuando en realidad solo nos estamos engañando a nosotros mismos. Tememos un diagnóstico sincero porque no queremos saber qué tan mal estamos jugando. Pero bueno, es solo un juego. Por otro lado, los fantasmas del control mental querrán abrumarte con diagnósticos letales y destinos disfrazados de circunstancias. Aquí es donde pensar de forma diferente y hablar con los espíritus, o en este caso, con los nawales, resulta útil. Sí, todo es subjetivo, pero intenta ser objetivo.
Recuerda también que es tu juego y de nadie más. Hay circunstancias externas; el entorno, el escenario del juego, no lo creas tú. Pero puedes decidir cómo jugar en ese escenario. El escenario reaccionará a ciertas reglas de congruencia, pero tú tienes la última palabra sobre las reglas del juego: qué gana, qué avanza. Aprenderás y debes aprender del ejemplo de otros, pero nunca dejes que su juego se convierta en el tuyo.
