Círculo de palabra
11 Tecpatl
Citando a Julian Katari del 05/05/2025, 2:52 pm
Una capa
Tememos alcanzar o sobrepasar el límite porque sabemos que hay consecuencias. Asociamos las consecuencias con un concepto monoteísta de castigo, según el cual, si nos pasamos, sufriremos las consecuencias. Eso depende de tu percepción. Lo que sucede en la vida, como por ejemplo cuando se alcanzan los límites planetarios y especies enteras desaparecen o se ven obligadas a una reducción drástica de sus poblaciones, el conocimiento o los rasgos evolutivos que poseían se tienen en cuenta en el siguiente cambio evolutivo, por lo que, en cierto sentido, nada se pierde. No es un castigo, es un cambio. En este cambio puede haber muerte y pérdida, pero eso se tiene en cuenta, y en esa pérdida, hay una gran ganancia.
Tememos cortar y soltar, pero eso es precisamente lo que nos permitirá crecer. El crecimiento es natural, el cambio también, y te sucederá, te guste o no. La diferencia radica en lo preparado que estés para ello. Los mesoamericanos sabían esto, y los rituales de sangría y otros sacrificios se convirtieron en una poderosa forma de avanzar hacia un cambio donde algo se pierde para que algo nuevo pueda surgir. Necesitamos adoptar esta actitud en lugar de luchar contra las pérdidas y los cambios en nuestras vidas.
La singular combinación de hoy se ha manifestado en muchas personas que he tenido la suerte de conocer y me ha permitido ver que este es uno de los Tijaax más suaves y menos drásticos que existen. Mi interpretación es que hoy se nos quita una capa muy suave, tan precisa que nos sentimos liberados; hoy no se presenta ningún desafío real. Lo que estamos dejando ir se mostrará en partes de sus conversaciones, y se sentirán iluminados por la magia de que esto ha estado sucediendo durante mucho tiempo, aunque solo nos damos cuenta hoy.
En todo lo que hacemos, estamos dejando ir un aspecto que ya no deseamos. Al vivir cada experiencia, nos estamos despidiendo de ella, ya que no volverá de esa manera. Cada experiencia es entonces única, cada taza de té, irrepetible. Amamos lo que hacemos, dónde estamos, y al mismo tiempo, nos deshacemos de ello, viviéndolo al máximo para dejarlo atrás y dar paso a algo mucho mejor que está por venir.
Una capa
Tememos alcanzar o sobrepasar el límite porque sabemos que hay consecuencias. Asociamos las consecuencias con un concepto monoteísta de castigo, según el cual, si nos pasamos, sufriremos las consecuencias. Eso depende de tu percepción. Lo que sucede en la vida, como por ejemplo cuando se alcanzan los límites planetarios y especies enteras desaparecen o se ven obligadas a una reducción drástica de sus poblaciones, el conocimiento o los rasgos evolutivos que poseían se tienen en cuenta en el siguiente cambio evolutivo, por lo que, en cierto sentido, nada se pierde. No es un castigo, es un cambio. En este cambio puede haber muerte y pérdida, pero eso se tiene en cuenta, y en esa pérdida, hay una gran ganancia.
Tememos cortar y soltar, pero eso es precisamente lo que nos permitirá crecer. El crecimiento es natural, el cambio también, y te sucederá, te guste o no. La diferencia radica en lo preparado que estés para ello. Los mesoamericanos sabían esto, y los rituales de sangría y otros sacrificios se convirtieron en una poderosa forma de avanzar hacia un cambio donde algo se pierde para que algo nuevo pueda surgir. Necesitamos adoptar esta actitud en lugar de luchar contra las pérdidas y los cambios en nuestras vidas.
La singular combinación de hoy se ha manifestado en muchas personas que he tenido la suerte de conocer y me ha permitido ver que este es uno de los Tijaax más suaves y menos drásticos que existen. Mi interpretación es que hoy se nos quita una capa muy suave, tan precisa que nos sentimos liberados; hoy no se presenta ningún desafío real. Lo que estamos dejando ir se mostrará en partes de sus conversaciones, y se sentirán iluminados por la magia de que esto ha estado sucediendo durante mucho tiempo, aunque solo nos damos cuenta hoy.
En todo lo que hacemos, estamos dejando ir un aspecto que ya no deseamos. Al vivir cada experiencia, nos estamos despidiendo de ella, ya que no volverá de esa manera. Cada experiencia es entonces única, cada taza de té, irrepetible. Amamos lo que hacemos, dónde estamos, y al mismo tiempo, nos deshacemos de ello, viviéndolo al máximo para dejarlo atrás y dar paso a algo mucho mejor que está por venir.