Canal
Reconstruyendose a si. La soledad es elemental
- 06/11/2025
- Posted by: Redacción
- Categoría: Lectura
Lectura de la trecena de Kalli

El universo —o como prefieras llamar a la vida— es holográfico, lo que significa que está compuesto por holones: entidades que son un todo en sí mismas, y que, al mismo tiempo, juntas conforman el Gran Todo. El ADN no contiene toda la información que una célula necesita para funcionar. Experimentos han demostrado que parte de esa información es recibida del organismo mayor del cual la célula forma parte. Una célula se comporta y crece de manera diferente cuando vive sola en una placa de Petri que cuando existe como parte de un cuerpo. En otras palabras, su inteligencia proviene del cuerpo al que pertenece.
De igual manera, nosotros somos entidades que contenemos la totalidad del universo —incluyendo el universo invisible y no físico, el “espiritual”— dentro de nosotros mismos. Somos Dios; Dios es nosotros; y todos juntos somos Dios. Dios es la suma de todo lo que existe.
El signo de Ak’Ab’Al contiene las estructuras primordiales cognitivas e informacionales de la realidad, que comienzan con el espectro de la luz y la oscuridad: la energía y la energía oscura. Este espectro, este código que se desarrolla a sí mismo, es Dios. En gran medida, la humanidad ha adorado el lado oscuro de ese espectro: el “dios oscuro”, el “dios gótico”, el dios de la Biblia, contra quien se rebela Lucifer, el portador de la luz. Las tradiciones cristianas y católicas malinterpretaron esto, convirtiendo al portador de la luz en el símbolo del mal, cuando en realidad debería ser al revés. En pocas palabras: las religiones adoran al diablo, atando a la humanidad a la oscuridad e impidiendo el ascenso hacia la luz.
Incluso la supuesta liberación del Renacimiento y la Revolución Científica no escapó de esta sombra. Saber puede ser mejor que simplemente creer, pero el conocimiento y la creencia están siempre entrelazados. Todo saber contiene alguna suposición, alguna creencia. Esta verdad ha sido manipulada por unos pocos poderosos que, creyendo poseer conocimiento oculto, permanecen atrapados en la oscuridad. Ellos son las sombras mismas, arrastrando a otros hacia su mazmorra de desdicha y enfermedad.
La luz es inteligencia. Como el agua y la vida, encuentra un camino: fluye por la senda de menor resistencia. Esta trecena representa la proyección holográfica de nuestro momento histórico: a pesar de nuestros esfuerzos por acercarnos y encarnar la luz, la oscuridad avanza, arrebatándonos cada vez más y dejándonos cada vez menos. Para reconstruir, primero debemos abrazar la deconstrucción —la oscuridad que nos rodea—. Para comenzar de nuevo, todo lo que fue debe arder. La vida misma lo ha hecho, y la sabiduría ancestral lo confirma. El fuego destruye y envenena, pero sus cenizas se convierten en el suelo invaluable del renacimiento.
Para muchos, estos son días de cenizas. El universo, en su pulso rítmico, refleja las enseñanzas del Chol Qu’ij y los aspectos astrológicos de esta Luna Búho del 2025: es tiempo de reforzar las estructuras del ser, de establecer límites, de respetarnos. Esto significa no permitir la falta de respeto, incluso si requiere distancia o separación.
El desafío para los empáticos y los seres despiertos es crecer emocional y mentalmente lo suficiente como para comprender que poner límites, aunque duela, es un acto de amor —para nosotros y para los demás—. Debemos actuar con compasión pero con claridad, dejando ir a quienes nos dañan. Para proteger al todo, primero debemos proteger al ser. Es solo un ciclo; el fuego pasará. Y cuando lo haga, podremos sembrar comunidad sobre un terreno más fértil.
La enseñanza de este círculo de medicina para esta trecena es reconstruir y fortalecer tu relación contigo mismo. Puede sonar cliché, pero considera esto: somos seres sociales, y la soledad se siente como castigo. Los sistemas modernos invierten enormes recursos en imponer y monetizar esa soledad. Naturalmente, resistimos y buscamos conexión; sin embargo, la lección más profunda se encuentra en la propia soledad.
Aquí, la luz, la vida y el agua se mueven con sabiduría: no al rendir nuestras almas a la desconexión transhumana o al entumecimiento digital, sino al reconocer la lección espiritual oculta en el lado oscuro del espectro divino. Usa este tiempo para fortalecer tu relación contigo mismo, con tu hogar y con tu trabajo. Muchos —incluso quienes están bien avanzados en el camino de la medicina— se les dificulta estar a solas. Buscan constantemente reflejo y validación porque aún no han construido comunidad dentro de sí.
Buscamos terapeutas porque no sabemos ser nuestros propios consejeros. Buscamos amigos porque no sabemos aún escucharnos ni aconsejarnos. Y, sin embargo, poseemos la perspectiva más clara sobre nuestra propia vida. Ningún consejo supera al nuestro, una vez que aprendemos a escucharlo. Si puedes superar una dificultad sin ayuda externa —si puedes sostenerte en medio del desafío—, abrirás la puerta a un inmenso poder. Este es el entrenamiento tolteca. No se trata de aislamiento, sino de abrazar la soledad como una oportunidad sagrada de crecimiento.
Si comprendes esto, encontrarás el portal estelar donde el dolor, el miedo, la soledad o la negatividad se transforman en calidez y amor. Puede tomar tiempo, pero la repetición construye fuerza. El universo sigue presentándonos estos momentos para que evolucionemos hacia seres verdaderamente conscientes y amorosos. A medida que permitimos que el vacío fortalezca nuestro tonal, el universo se reestructura holográficamente, volviéndose terreno fértil para la comunidad de amor que nuestras generaciones tanto han anhelado.
Si no puedes soportarte a ti mismo —sabes lo insoportable que puedes llegar a ser—, ¿cómo esperas que los demás lo hagan?