Citando a Julian Katari del 05/01/2025, 1:40 pm

Retraer

El nahual de hoy nos ayudará a entender el significado y funcionamiento del espacio sagrado. No saber cómo crear y entrar en el espacio sagrado nos expondrá a eventos desafortunados. Recordemos cuando éramos pequeños, estábamos creciendo y por primera vez emprendimos un viaje. No era un viaje cualquiera, viajábamos físicamente, pero para nosotros era un viaje espiritual ya que estábamos explorando lo desconocido y enfrentándonos a nuestros miedos. Nuestra inteligencia innata nos enseñó a crear un tipo de protección. Podía ser un objeto, un amuleto, un walkman, una gorra, una manta, una oración, una canción.

Sea lo que sea que elegiste para protegerte, funcionó. Hoy como viajeros de los caminos de la sabiduría y la verdad, debemos desarrollar esta habilidad, porque será necesaria. No solo para protegernos de tragedias, enfermedades y pérdidas inesperadas, sino más importante aún, de las cosas sutiles, de nuestra propia mente, de nuestros propios sentimientos equivocados y aún más importante, de las palabras y sentimientos de los demás. No, no son malas ni malintencionadas, solo necesitamos categorizar y aprender a retraer nuestro propio corazón sintiente a un nivel donde no se tome las cosas personalmente.

El nahual de hoy nos invita a aprender a percibir los muchos niveles diferentes en los que trabaja la energía, y aprender a colocar nuestra atención y sentimientos en el nivel correcto. Ampliar nuestro entendimiento, escuchar mejor, permitirnos cambiar nuestra perspectiva, estar en los zapatos del otro, y desde aquí escuchar. Retraerse a un lugar que sea más profundo para que puedas escuchar sin ser herido. Crea tu espacio sagrado allí dibujando un tipo de caparazón, capa, protección. Naturalmente lo hemos hecho pero de la manera incorrecta. Los caparazones gruesos y endurecidos no son buenos, no nos permiten escuchar y sentir los sentimientos de los demás. Nos hacen insensibles, egoístas y ciegos. El otro extremo es no tener capas, no tener espacios sagrados en nuestro interior, no tener ningún lugar al cual retraernos.

Estas capas y bordes invisibles, estos caparazones, si se mantienen delgados, son estructuras necesarias para crecer. Sobre ellas construimos la personalidad, y si estas líneas son delgadas y cambiantes, entonces podemos tener una personalidad maleable que se adapta y, lo que es más importante, sigue creciendo. El cuerpo puede dejar de crecer en algún momento, pero nuestra alma, nuestra mente, nuestra energía interna, puede seguir expandiéndose eternamente.