La fuerza, asignada a lo masculino, permite una piel gruesa que se encarga de absorber la aspereza del camino, la sequedad del ambiente, la naturaleza chupadora de otros seres. Gracias a ella, una dulzura interior se mantiene intocada, sin amargura. No dejes de aprender del nawal de hoy y de sus amables palabras, ellas son el producto, el fruto que todos comemos, que todos necesitamos. Reproduce esta sabiduría y aprende a mantener tu dulzura interior frente a la arrogancia y la prepotencia. No te dejes disuadir por los chupasangres que quieren sacar ese interior diciéndote que eres un áspero y piel gruesa. Sólo siendo dulces y honrando la fuerza que la mantuvo, podremos ser parte de este mundo mejor.
Dulzura interior
La fuerza, asignada a lo masculino, permite una piel gruesa que se encarga de absorber la aspereza del camino, la sequedad del ambiente, la naturaleza chupadora de otros seres. Gracias a ella, una dulzura interior se mantiene intocada, sin amargura. No dejes de aprender del nawal de hoy y de sus amables palabras, ellas son el producto, el fruto que todos comemos, que todos necesitamos. Reproduce esta sabiduría y aprende a mantener tu dulzura interior frente a la arrogancia y la prepotencia. No te dejes disuadir por los chupasangres que quieren sacar ese interior diciéndote que eres un áspero y piel gruesa. Sólo siendo dulces y honrando la fuerza que la mantuvo, podremos ser parte de este mundo mejor.
La dulzura, la sabiduría que llevas dentro, está hecha para los demás, no solo para ti. El primer paso es aprender a darte a ti mismo, y cuando lo logres, podrás dar a los demás. Asegúrate de lograrlo y de que puedas compartir tu dulzura. Deja de ser introvertido. Sal del armario; de lo contrario, te fermentarás por dentro, te volverás alcohólico y te perderás en el caos interior.
Sal del armario.
La dulzura, la sabiduría que llevas dentro, está hecha para los demás, no solo para ti. El primer paso es aprender a darte a ti mismo, y cuando lo logres, podrás dar a los demás. Asegúrate de lograrlo y de que puedas compartir tu dulzura. Deja de ser introvertido. Sal del armario; de lo contrario, te fermentarás por dentro, te volverás alcohólico y te perderás en el caos interior.
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