En la búsqueda de la curación de nuestra enfermedad iniciática sagrada, buscamos el consejo de alguien y llegamos a un anciano, un hombre sabio, un sanador. Sus palabras son que debemos alinearnos con un propósito mayor, una búsqueda universal. Debemos expandir nuestra conciencia, el alcance de nuestra imaginación; nuestras expectativas eran demasiado pequeñas y egocéntricas, y esto se debió a la domesticación colonial moderna. Luego abrió un camino para nosotros que llegaba más allá, al futuro real, el futuro de la humanidad, y al pasado, el pasado que nos conecta con todos los pueblos de este planeta.
Luego aterrizamos en la Tierra y descubrimos que había tantas otras cosas que no sabíamos, tratamientos, conocimiento. La conciencia en sí misma de lo que es posible y cómo se comporta realmente la biología fue suficiente para que nuestra curación comenzara. Estábamos anclados porque ahora sabíamos que se nos podía permitir formar parte de una familia mucho más grande y cálida. Eso también era parte de nuestra enfermedad, el hecho de que nos sentíamos como si no perteneciéramos. Comienza entonces una nueva búsqueda para encontrar a dónde pertenecemos y quién será nuestra próxima familia.
Consejos de anciano
En la búsqueda de la curación de nuestra enfermedad iniciática sagrada, buscamos el consejo de alguien y llegamos a un anciano, un hombre sabio, un sanador. Sus palabras son que debemos alinearnos con un propósito mayor, una búsqueda universal. Debemos expandir nuestra conciencia, el alcance de nuestra imaginación; nuestras expectativas eran demasiado pequeñas y egocéntricas, y esto se debió a la domesticación colonial moderna. Luego abrió un camino para nosotros que llegaba más allá, al futuro real, el futuro de la humanidad, y al pasado, el pasado que nos conecta con todos los pueblos de este planeta.
Luego aterrizamos en la Tierra y descubrimos que había tantas otras cosas que no sabíamos, tratamientos, conocimiento. La conciencia en sí misma de lo que es posible y cómo se comporta realmente la biología fue suficiente para que nuestra curación comenzara. Estábamos anclados porque ahora sabíamos que se nos podía permitir formar parte de una familia mucho más grande y cálida. Eso también era parte de nuestra enfermedad, el hecho de que nos sentíamos como si no perteneciéramos. Comienza entonces una nueva búsqueda para encontrar a dónde pertenecemos y quién será nuestra próxima familia.
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