Todos lo tenemos: algún hábito, situación, desequilibrio, fanatismo, carencia, exceso, algo que le hace mal a nuesto cuerpo. Esto va creciendo con los años y, aunque podemos superar algunos y muchos, otros aparecen y pocos simplemente no se van. Pueden ser sagrados, como el trabajo. Nos gusta, alimenta a nuestros hijos, trae vida, amor y luz al mundo, pero le termina costando al cuerpo. Silenciosamente, clama por descanso, por cambio, y en lugar de atender su llamado, seguimos adelante, lo silenciamos, lo mantralizamos, lo convertimos en nuestra fuerza. Así estaba destinado a ser, dice el jaguar.
Rugido silencioso
Todos lo tenemos: algún hábito, situación, desequilibrio, fanatismo, carencia, exceso, algo que le hace mal a nuesto cuerpo. Esto va creciendo con los años y, aunque podemos superar algunos y muchos, otros aparecen y pocos simplemente no se van. Pueden ser sagrados, como el trabajo. Nos gusta, alimenta a nuestros hijos, trae vida, amor y luz al mundo, pero le termina costando al cuerpo. Silenciosamente, clama por descanso, por cambio, y en lugar de atender su llamado, seguimos adelante, lo silenciamos, lo mantralizamos, lo convertimos en nuestra fuerza. Así estaba destinado a ser, dice el jaguar.
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