Círculo de palabra
5 Kiawitl
Citando a Julian Katari del 16/04/2025, 3:32 pm
Deuda
El nawal de hoy me reveló, reflexionando sobre ello ayer, una dinámica energética peculiar que podría pasarse por alto y que, hasta donde sé, nunca se ha expuesto adecuadamente. Se trata de que, en la naturaleza, el concepto de deuda también existe. No es un fenómeno estrictamente financiero creado por el hombre. Al nacer, estamos inmediatamente en deuda con el mundo por crearnos, con nuestros padres por tenernos y criarnos, y con la comunidad que nos da el mundo social en el que viviremos. Al igual que en el desarmónico mundo financiero, en el mundo real la deuda se convierte en lo que aporta liquidez a la vida, es lo que nos impulsa a actuar, construir, mejorar y crear algo; ya que sentimos que estamos en deuda con el mundo, con algún dios, con los demás e incluso con nosotros mismos.
Al pertenecer a la misma familia que el libre albedrío, Ee y Tooj, el símbolo del karma-dharma, no es de extrañar que Kawoq represente la acción comunitaria y el flujo de la energía de nuestro libre albedrío como una energía que puede representarse como deuda. Especialmente con esta combinación numérica, se muestra este aspecto peculiar del Kawoq. Al recorrer nuestro camino de libre albedrío, al aplicar esta ley natural donde cada uno puede hacer lo que quiera, descubriremos que en el camino de esta experiencia ocurren muchos males, heridas, malentendidos y situaciones que causan contaminación, energía residual, desarmonía, etc. Nadie lo pretendía, y se requiere una comunidad humana sensible, sofisticada y estructurada para restablecer el equilibrio. He aquí la razón por la que las cosmovisiones nativas ven a los humanos (humanos naturales) como los principales portadores del equilibrio en este mundo, lo cual logran a través de sus prácticas mágico-espirituales.
En este sentido, el impulso de crear, construir y destruir, la energía de la deuda, no debe verse como algo negativo. Existe la deuda, sí, el hecho de que hemos tomado algo, hecho algo (quizás "mal") y que debemos, debido al concepto de deuda, restaurarlo y recuperarlo. En la vida, entonces, este sentido de deuda también conlleva el concepto de interés. Quizás descubramos esto como una propiedad intrínseca de la física misma, donde el dinamismo y la interacción de un cosmos auto-evidente provocan naturalmente la creación de más energía o complejidades energéticas. Esto puede concordar con la idea de que la energía nunca se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Pero recordemos que el universo observable es solo una parte del universo. La sabiduría tolteca nos ha enseñado a descubrir e interactuar con el conocimiento de un cosmos en desarrollo, donde no podemos ver la energía que surge, pero luego esta llega. La forma en que organizamos, conceptualizamos y exploramos nuestros mundos interiores, nuestras mentes, imaginación e ideas, también es una parte real del cosmos, igual de real, con energía real. Con esto en mente, si vemos el espectro completo de nuestra historia humana conocida, podríamos ver lo positivo donde, tal vez toda esta destrucción y dolor que hemos creado, ha sido un gran préstamo que hemos hecho, de modo que una vez que pongamos nuestras cosas en orden, podamos devolver el producto con un valor agregado increíble, y esta sería una verdadera era dorada de paz, equilibrio, armonía y el florecimiento de todo lo que está vivo.
Deuda
El nawal de hoy me reveló, reflexionando sobre ello ayer, una dinámica energética peculiar que podría pasarse por alto y que, hasta donde sé, nunca se ha expuesto adecuadamente. Se trata de que, en la naturaleza, el concepto de deuda también existe. No es un fenómeno estrictamente financiero creado por el hombre. Al nacer, estamos inmediatamente en deuda con el mundo por crearnos, con nuestros padres por tenernos y criarnos, y con la comunidad que nos da el mundo social en el que viviremos. Al igual que en el desarmónico mundo financiero, en el mundo real la deuda se convierte en lo que aporta liquidez a la vida, es lo que nos impulsa a actuar, construir, mejorar y crear algo; ya que sentimos que estamos en deuda con el mundo, con algún dios, con los demás e incluso con nosotros mismos.
Al pertenecer a la misma familia que el libre albedrío, Ee y Tooj, el símbolo del karma-dharma, no es de extrañar que Kawoq represente la acción comunitaria y el flujo de la energía de nuestro libre albedrío como una energía que puede representarse como deuda. Especialmente con esta combinación numérica, se muestra este aspecto peculiar del Kawoq. Al recorrer nuestro camino de libre albedrío, al aplicar esta ley natural donde cada uno puede hacer lo que quiera, descubriremos que en el camino de esta experiencia ocurren muchos males, heridas, malentendidos y situaciones que causan contaminación, energía residual, desarmonía, etc. Nadie lo pretendía, y se requiere una comunidad humana sensible, sofisticada y estructurada para restablecer el equilibrio. He aquí la razón por la que las cosmovisiones nativas ven a los humanos (humanos naturales) como los principales portadores del equilibrio en este mundo, lo cual logran a través de sus prácticas mágico-espirituales.
En este sentido, el impulso de crear, construir y destruir, la energía de la deuda, no debe verse como algo negativo. Existe la deuda, sí, el hecho de que hemos tomado algo, hecho algo (quizás "mal") y que debemos, debido al concepto de deuda, restaurarlo y recuperarlo. En la vida, entonces, este sentido de deuda también conlleva el concepto de interés. Quizás descubramos esto como una propiedad intrínseca de la física misma, donde el dinamismo y la interacción de un cosmos auto-evidente provocan naturalmente la creación de más energía o complejidades energéticas. Esto puede concordar con la idea de que la energía nunca se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Pero recordemos que el universo observable es solo una parte del universo. La sabiduría tolteca nos ha enseñado a descubrir e interactuar con el conocimiento de un cosmos en desarrollo, donde no podemos ver la energía que surge, pero luego esta llega. La forma en que organizamos, conceptualizamos y exploramos nuestros mundos interiores, nuestras mentes, imaginación e ideas, también es una parte real del cosmos, igual de real, con energía real. Con esto en mente, si vemos el espectro completo de nuestra historia humana conocida, podríamos ver lo positivo donde, tal vez toda esta destrucción y dolor que hemos creado, ha sido un gran préstamo que hemos hecho, de modo que una vez que pongamos nuestras cosas en orden, podamos devolver el producto con un valor agregado increíble, y esta sería una verdadera era dorada de paz, equilibrio, armonía y el florecimiento de todo lo que está vivo.