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2 Osomatli

Viaje corto

A algunos se les ha dado un entorno fijo. Pertenecen a algún lugar, están donde pertenecen, han visto crecer los árboles y envejecer a la gente en el mismo lugar. Han presenciado la erosión de las piedras en los monumentos y recuerdan las estaciones y sus variaciones. Otros se han estado moviendo, cambiando de un lugar a otro. El paso del tiempo es el paso del camino, del proceso de un viaje de vida.

No importa cuán fijo seas, todos estamos en un viaje, la tierra misma se mueve, las nubes, los pájaros y los animales. La fijación humana es un fenómeno interesante. De ella podemos obtener una gran comprensión; si eres capaz de tolerar la quietud y la monotonía, se te revelarán grandes secretos sobre las causas subyacentes y las intenciones que han llevado a lo que estás viendo. Puedes convertirte en un hombre sabio desde esta quietud, y aun así, necesitas hacer viajes cortos para ganar perspectiva, para aprender a apreciar lo que hay aquí.

Nada puede conocerse desde su propio punto de vista. Cada lugar, el tiempo mismo, no está quieto, no tiene sentido sino como pasaje, lo que sucede un día no tiene sentido hasta que se ve desde otro, y como historia, como desarrollo de una línea argumental. Parece que es solo uno, pero son muchos. Parece que hay un solo presente, pero no hay un ahora exterior, solo el fluir interior del tiempo de cada individuo a través de sus vidas.

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Mayra García

Sorpresa.

La trecena del perro nos introduce en un ciclo de limpieza, de corrección. Se asocia con Kemee, la muerte, y Tijaax, el cuchillo de sílex, donde debemos proponernos matar, dejar morir, purificar y eliminar lo que está mal en nuestras vidas y en el mundo. Nos lleva a la búsqueda de principios, principios como formas tangibles y ordenadas, leyes, reglas o directrices que podamos seguir diligentemente para tener una idea de cómo aplicar pragmáticamente los cambios, las limpiezas y las estructuras que queremos seguir para mejorar las cosas. La justicia es algo inaplazable; el universo busca disminuir su entropía como parte de su naturaleza intrínseca; el amor es el tejido del tonal; la energía, al tejerse de la nada, es la estructura del amor mismo.

Grandes cantidades de energía son invertidas corruptamente por los poderes malignos actuales para impedir que este amor y esta entropía lleven todo de forma natural a un estado de mayor equilibrio, paz y justicia. Veremos cómo esta polarización se intensifica en las próximas lunas. El mal se volverá más malvado, y nos volveremos cada vez más intolerantes a él conforme elegimos liberarnos. Lo que una vez fue una estructura única se dividirá, a medida que los lazos entre el bien y el mal se debiliten y nos volvamos menos tolerantes a participar en el sinsentido. Se producirán choques y desplomes, y veremos a personas aferrándose a ideas y principios como medio para tener algo que creen verdadero que los guíe frente al caos absoluto. Sorpresa, sus expectativas no se cumplirán y los principios serán solo eso, pautas, no las leyes del tiempo. El nawal de hoy nos muestra que el tiempo siempre se teje a partir de una nueva sorpresa de algo impredecible. Qué aburrido sería el mundo si pudiéramos predecirlo y controlarlo todo.

Los principios, aunque intenten abrirse camino en estructuras en las que podamos confiar socialmente, son fundamentalmente mentales, y como aprendimos en lecturas anteriores, lo fundamentalmente mental es fundamentalmente espiritual. Esta trecena nos mostrará que no nos preocupamos tanto por lo que le sucede a nuestro cuerpo, sino por lo que cuidamos de nuestra mente y espíritu. En este plano mental-espiritual, pueden ocurrir cambios drásticos, despertares y revoluciones. Podemos cambiar nuestras prioridades y creencias, lo que afectará profundamente lo que sentimos y cómo manifestamos, percibimos y narramos lo que nos ocurre en el plano de la madre tierra. Cambiar nuestras lealtades, descubrir cuáles son con demonios y cuáles con dioses, eventualmente modificará todo lo demás en nuestra vida. Naturalmente, buscaremos corregir y mejorar las cosas, hacer justicia. En esto, la trecena nos invita a aprender que los demás, los demás seres humanos, son lo más grande que jamás haya existido. Nuestro amor es para ellos, incluso si sentimos que todos nos están haciendo daño. El amor propio se alcanza cuando comprendemos que no podemos vivir sin amar a los demás, respetarlos y darles su espacio. Hasta que alcancemos verdaderamente este estado de entrega incondicional, de amor hacia el exterior y de no sentirnos mal por amar a los demás y no recibir lo que nos corresponde, habremos encontrado la paz. Sorprendentemente, el tiempo alimentará las situaciones en las que esta lección se manifestará, como hoy.

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