Honor.
La serpiente demostró rápidamente la invalidez de la negatividad impuesta por su estereotipo. Todos somos depredadores, todos somos serpientes, todos estamos vivos. Reconocer nuestra naturaleza depredadora es lo que nos permite elevarnos al máximo honor. Esto implica reconocer, respetar y adaptar el deseo, la necesidad, al entorno. Honrar las circunstancias, honrar la tierra tal como está, formar parte del ecosistema. Flotar en las olas de los ritmos o ahogarse. Si tu serpiente es demasiado pesada, tu hambre demasiado grande, te hundirás. Aprende a ser ligero y aprende a honrar a los demás, incluso si también son depredadores. Cuando se respeta adecuadamente, se logra un gran aprendizaje. Esta gran sabiduría es como la comida rica: no se necesita mucha para estar bien. La riqueza solo se alcanza volviéndose más inteligente, no haciéndose más grande y más cruel.
Un nuevo ciclo termina y otro comienza, y aprendemos y nos preparamos para la trecena venidera. Si nos enfrentamos al aprendizaje, a habernos elevado y vuelto más ligeros, entonces lograremos volar adecuadamente. Si no hemos tomado estos trece días como una enseñanza, si solo hubo glotonería o toxicidad, el vuelo que se avecina podría no ser tan exitoso. Si nuestros egos aún no nos permiten conectar con el amor de los demás, seremos castigados por las energías venideras. La lección del honor es que la magia, el poder y el intercambio energético no se dan mediante la oración simbólica y la seguridad de nuestros altares. Sucede en nuestra forma de relacionarnos con los demás, con nosotros mismos, con la tierra, con la comunidad y con el todo.
Honor.
La serpiente demostró rápidamente la invalidez de la negatividad impuesta por su estereotipo. Todos somos depredadores, todos somos serpientes, todos estamos vivos. Reconocer nuestra naturaleza depredadora es lo que nos permite elevarnos al máximo honor. Esto implica reconocer, respetar y adaptar el deseo, la necesidad, al entorno. Honrar las circunstancias, honrar la tierra tal como está, formar parte del ecosistema. Flotar en las olas de los ritmos o ahogarse. Si tu serpiente es demasiado pesada, tu hambre demasiado grande, te hundirás. Aprende a ser ligero y aprende a honrar a los demás, incluso si también son depredadores. Cuando se respeta adecuadamente, se logra un gran aprendizaje. Esta gran sabiduría es como la comida rica: no se necesita mucha para estar bien. La riqueza solo se alcanza volviéndose más inteligente, no haciéndose más grande y más cruel.
Un nuevo ciclo termina y otro comienza, y aprendemos y nos preparamos para la trecena venidera. Si nos enfrentamos al aprendizaje, a habernos elevado y vuelto más ligeros, entonces lograremos volar adecuadamente. Si no hemos tomado estos trece días como una enseñanza, si solo hubo glotonería o toxicidad, el vuelo que se avecina podría no ser tan exitoso. Si nuestros egos aún no nos permiten conectar con el amor de los demás, seremos castigados por las energías venideras. La lección del honor es que la magia, el poder y el intercambio energético no se dan mediante la oración simbólica y la seguridad de nuestros altares. Sucede en nuestra forma de relacionarnos con los demás, con nosotros mismos, con la tierra, con la comunidad y con el todo.
