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Círculo de palabra

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13 Kawoq

Todos son invitados nuestros, incluyendo quienes ya no deseamos que estén aquí. Vivimos una acumulación de negatividad sin parangón en la actualidad. Ninguna tarea, ningún problema, se compara al que debemos enfrentar en comunidad, como la comunidad humana y de la vida que somos. La gran mayoría de seres del universo están listos, falta que se le unan los humanos que quedan. Les detiene aquellas entidades oscuras, malignas, traviesas, que les distraen, les limitan, les engañan y no les permite ver lo que tan claro y evidente es.

Hoy viven la tranquilidad quizá, el problema mayor está afuera, en el clima, con los vecinos, en otro país, en otra ciudad. O no, lo están viviendo. Tenemos la oportunidad de reaccionar, entender éste mensaje. El gran problema, la gran tormenta va a pasar. Pasará cuando hagamos el trabajo de que pase. Cuando detengamos los fuegos, cuando dejemos de votar por quienes gastan nuestros recursos en crear guerras, cuando nos organicemos para vivir de forma que no dependamos de ellos, que no los necesitemos. Lo que nos detiene, es el apego, el apego a como somos, a no encontrar la transformación plena de vida y de ser que nos permite la visión de cómo ser, cómo vivir y nos acomoda en el camino para alcanzarlo.

Nos apegamos a lo negativo con igual o mayor fuerza que a lo positivo. Debemos saber qué es qué, y para eso el círculo. Mientras tanto, Oxlajuj Kawoq nos enseña que el más destructivo de los demonios, es un pequeño niño herido en comparación con la grandeza de la luz de nuestro amor. La mejor forma de liberarnos de ellos, de limpiar el Ak Yah Toh, es hacernos amigos de aquellas fuerzas del mal, aquellos arquetipos que nos hacen guerra, abrazarlos, incorporarlos, dejar de ignorarlos y dedicarles la atención que piden. Ahí les daremos la luz que necesitan. La energía es abundante, infinita, dedicarles su debido tiempo y atención no nos resta, al contrario, cambiará y sanará todo lo que está mal.

Un ejemplo está en aquella mala actitud, neurosis, que copiamos de nuestros padres. La identificamos como negativa, indeseada, queremos superarla. Lo identificamos, queremos superarlo pero nos cuesta. Y es que, amamos esa neurosis, esa actitud, porque así nos trató nuestro padre, nuestra madre. Quizá tu padre ya no viva, o viva lejos, o no lo veas, lo extrañas. En realidad amas esa actitud en ti, porque te recuerda a él, porque así vive él en ti. Recapitular ayudará, pero ayudará también entender esto, amar la actitud, y despedirse de ella amorosamente, entender que la amas, amarla y con amor pedirle que emprenda su camino, que has decidido crecer y que deseas ya no recurrir a ella.

Hay que aprender a despedirse, a dejar ir lo que amamos, entender que lo indeseable en nosotros no se va porque también lo amamos, y podemos tratarlo como un ser del cual nos despedimos, hacemos la paz, lo encaminamos para que se vaya y ya no regrese. Así, saldrá mañana el sol.

¡Aloha!

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