Honor
El camino de Se akatl topiltzin no fue un éxito rotundo. Como él, descubriremos que elegir el camino correcto trae bendiciones, pero más allá se agita la oscuridad, de donde surgen grandes ataques contra el caminante justo. El honor fue fundamental en las culturas ancestrales mesoamericanas. Occidente, la cultura moderna, la cultura transmundana, se basa en lo contrario: surgió de su ausencia. Por esta razón, el honor puede parecer un concepto extraño; lo malinterpretamos. Lo asociamos con prestigio y autocomplacencia, derecho y ganancia personal, cuando en realidad se trata más de honrar. Honrar es permitirse entrar en un estado de consciencia sobre el valor intangible que algo, alguien y todo tiene, en cada momento, con todos y en todas partes. Es el sol que brilla sobre la serpiente subterránea, que actúa solo para su propio beneficio y no entiende nada más allá de la búsqueda inmediata. Desde nuestra mente domesticada actuamos así, como depredadores, sin detenernos y sin honrar todo lo que sucede y a todos los que están aquí. Actuamos y reaccionamos sin pasar por la consciencia ni por la memoria, sin una concepción consciente de cuán honorable es lo que sucede y cómo actuar con honor, recíprocamente. El arquetipo moderno del hombre/mujer exitoso es el de alguien que se siente con derecho y que no muestra respeto.
Hoy podríamos recibir una lección importante al respecto. El camino recto es una experiencia de humildad. Si hoy experimentas algo terrible, una pérdida, una muerte o algo muy humillante, entonces estás honrando el tiempo, estás en sintonía. El autosacrificio es eso: permitir purgar el exceso de serpiente, sangre, energía y actitud de competencia, y ofrecerlo para que podamos abrir espacio a una mayor comprensión. A diferencia de la enseñanza moderna que nos enseña a despreciar la violencia, el conflicto, los problemas y la enfermedad, el camino antiguo nos invita a honrarlo, respetarlo; existe por una razón y tiene algo que enseñarte. Cuando logramos caminar con verdadero honor, estamos listos para descender a la tierra de los muertos, donde se encuentra toda la sabiduría.
Honor
El camino de Se akatl topiltzin no fue un éxito rotundo. Como él, descubriremos que elegir el camino correcto trae bendiciones, pero más allá se agita la oscuridad, de donde surgen grandes ataques contra el caminante justo. El honor fue fundamental en las culturas ancestrales mesoamericanas. Occidente, la cultura moderna, la cultura transmundana, se basa en lo contrario: surgió de su ausencia. Por esta razón, el honor puede parecer un concepto extraño; lo malinterpretamos. Lo asociamos con prestigio y autocomplacencia, derecho y ganancia personal, cuando en realidad se trata más de honrar. Honrar es permitirse entrar en un estado de consciencia sobre el valor intangible que algo, alguien y todo tiene, en cada momento, con todos y en todas partes. Es el sol que brilla sobre la serpiente subterránea, que actúa solo para su propio beneficio y no entiende nada más allá de la búsqueda inmediata. Desde nuestra mente domesticada actuamos así, como depredadores, sin detenernos y sin honrar todo lo que sucede y a todos los que están aquí. Actuamos y reaccionamos sin pasar por la consciencia ni por la memoria, sin una concepción consciente de cuán honorable es lo que sucede y cómo actuar con honor, recíprocamente. El arquetipo moderno del hombre/mujer exitoso es el de alguien que se siente con derecho y que no muestra respeto.
Hoy podríamos recibir una lección importante al respecto. El camino recto es una experiencia de humildad. Si hoy experimentas algo terrible, una pérdida, una muerte o algo muy humillante, entonces estás honrando el tiempo, estás en sintonía. El autosacrificio es eso: permitir purgar el exceso de serpiente, sangre, energía y actitud de competencia, y ofrecerlo para que podamos abrir espacio a una mayor comprensión. A diferencia de la enseñanza moderna que nos enseña a despreciar la violencia, el conflicto, los problemas y la enfermedad, el camino antiguo nos invita a honrarlo, respetarlo; existe por una razón y tiene algo que enseñarte. Cuando logramos caminar con verdadero honor, estamos listos para descender a la tierra de los muertos, donde se encuentra toda la sabiduría.
