Mierda olorosa.
Hoy nos encontramos bajo el brillo y la frescura de un nawal lúcido e inteligente, con intenciones grandiosas y un desempeño excepcional. Sabiendo cuándo descansar y cuándo actuar, este cocodrilo conoce el equilibrio y la plenitud. Con el árbol del conocimiento en su interior y guiado por la búsqueda de la justicia, este nawal tiene la sabiduría para participar y contribuir al proceso holístico. Los conteos mayas no miden lo visible, no son un registro de las estrellas, como nos gustaría creer. Son los códigos de los pulsos de la creación, y nosotros, los humanos guardianes del tiempo, somos las antenas que resuenan con esas frecuencias a través de este registro temporal. Las estrellas se sintonizan con nuestras pulsaciones, y así es como traemos equilibrio al universo. Cada día en el proceso sagrado del conteo es un paso y una revolución que refleja un proceso trascendental de mayor escala que estamos viviendo en estos tiempos. Cada día trabajamos en una parte del todo que nos está transformando. Puede que no hagamos mucho con nuestras manos cada día, pero aprendemos sobre lo que sucede en el universo, resonamos con nuestra consciencia el proceso, y eso hace que la rueda gire.
Algunos quizás hayan encontrado en esta trecena una forma de mejorar sus habilidades para mantenerse limpios y ordenados, para mantener el control de sus asuntos y su cabeza por encima del agua. Pero nos dirigimos a la trecena de la noche, y así como algunos políticos o las mentes y manos influyentes de la sociedad creen que están poniendo orden y limpiando la casa, se llevarán una sorpresa, pues nos encaminamos hacia una transformación absoluta. Dos dioses principales guiarán a la humanidad: el verdadero creador y el dios del karma, que gobierna el sistema. Aquellos que hayan elegido seguir y obedecer, hacer lo que se les dice y hacer lo que hacen todos, se encontrarán en arenas movedizas. No hay escapatoria. Aquellos de nosotros que hayamos elegido al menos poner un pie fuera, tendremos que lidiar no solo con salir nosotros mismos, sino también con guiar a la humanidad. Debemos ser tolerantes incluso con nosotros mismos, pues a pesar de todos nuestros esfuerzos por enmendar las cosas, nos llega el olor a mierda del vecino y pronto nos veremos cubiertos por ella. Es inevitable. Nuestros propios errores podrían estar hundiéndonos, y no entendemos cómo pudimos pasar por alto algo tan simple y repetir algo tan evitable. Hacerse humilde ante la simplicidad, hacer las cosas con calma, y apreciar lo que es. La pequeñez gana. Cuidado con la magia de la nueva era y la manifestación, con sentirse poderoso y arrogante. Podría estar distrayéndote de las cosas simples de las que necesitas ocuparte. El poder reside en actuar con una mirada de amor renovada a cada instante, un corazón abierto que pasa página con cada evento y situación para superar sus límites; no en leer, rezar, cantar ni hacer hechizos.
La mierda que olemos, no hay como evitarla. Quizás aprendamos a apreciar el aroma y veamos que este montón de estiércol que estamos construyendo, el caos que se está gestando, será la tierra fértil que necesitamos para cultivar las plantas que necesitamos para alcanzar un estado donde se haga verdadera justicia.
Mierda olorosa.
Hoy nos encontramos bajo el brillo y la frescura de un nawal lúcido e inteligente, con intenciones grandiosas y un desempeño excepcional. Sabiendo cuándo descansar y cuándo actuar, este cocodrilo conoce el equilibrio y la plenitud. Con el árbol del conocimiento en su interior y guiado por la búsqueda de la justicia, este nawal tiene la sabiduría para participar y contribuir al proceso holístico. Los conteos mayas no miden lo visible, no son un registro de las estrellas, como nos gustaría creer. Son los códigos de los pulsos de la creación, y nosotros, los humanos guardianes del tiempo, somos las antenas que resuenan con esas frecuencias a través de este registro temporal. Las estrellas se sintonizan con nuestras pulsaciones, y así es como traemos equilibrio al universo. Cada día en el proceso sagrado del conteo es un paso y una revolución que refleja un proceso trascendental de mayor escala que estamos viviendo en estos tiempos. Cada día trabajamos en una parte del todo que nos está transformando. Puede que no hagamos mucho con nuestras manos cada día, pero aprendemos sobre lo que sucede en el universo, resonamos con nuestra consciencia el proceso, y eso hace que la rueda gire.
Algunos quizás hayan encontrado en esta trecena una forma de mejorar sus habilidades para mantenerse limpios y ordenados, para mantener el control de sus asuntos y su cabeza por encima del agua. Pero nos dirigimos a la trecena de la noche, y así como algunos políticos o las mentes y manos influyentes de la sociedad creen que están poniendo orden y limpiando la casa, se llevarán una sorpresa, pues nos encaminamos hacia una transformación absoluta. Dos dioses principales guiarán a la humanidad: el verdadero creador y el dios del karma, que gobierna el sistema. Aquellos que hayan elegido seguir y obedecer, hacer lo que se les dice y hacer lo que hacen todos, se encontrarán en arenas movedizas. No hay escapatoria. Aquellos de nosotros que hayamos elegido al menos poner un pie fuera, tendremos que lidiar no solo con salir nosotros mismos, sino también con guiar a la humanidad. Debemos ser tolerantes incluso con nosotros mismos, pues a pesar de todos nuestros esfuerzos por enmendar las cosas, nos llega el olor a mierda del vecino y pronto nos veremos cubiertos por ella. Es inevitable. Nuestros propios errores podrían estar hundiéndonos, y no entendemos cómo pudimos pasar por alto algo tan simple y repetir algo tan evitable. Hacerse humilde ante la simplicidad, hacer las cosas con calma, y apreciar lo que es. La pequeñez gana. Cuidado con la magia de la nueva era y la manifestación, con sentirse poderoso y arrogante. Podría estar distrayéndote de las cosas simples de las que necesitas ocuparte. El poder reside en actuar con una mirada de amor renovada a cada instante, un corazón abierto que pasa página con cada evento y situación para superar sus límites; no en leer, rezar, cantar ni hacer hechizos.
La mierda que olemos, no hay como evitarla. Quizás aprendamos a apreciar el aroma y veamos que este montón de estiércol que estamos construyendo, el caos que se está gestando, será la tierra fértil que necesitamos para cultivar las plantas que necesitamos para alcanzar un estado donde se haga verdadera justicia.
